Probá.
A los chicos hay que darles comidas ricas. Ricas en grasas buenas. Ricas en sabor. Ricas en variedad. Para que coman con ganas, lo que consumen tiene que gustarles. Tenemos cinco sentidos. Además de la vista, el oído y el tacto, estimulales el gusto y el olfato.
La clave: “de todo” y lo más natural posible.
La leche materna cambia de gusto según lo que come la madre, y así el bebé se acostumbra al cambio, a lo imprevisible.
“Comer juntos” no es sólo un hecho social, es, además, un momento ideal para dar ejemplos. Los chicos copian a los grandes.
Cuando les demos un sabor nuevo, no lo hagamos con ansiedad o temor a que no les guste, demostremos entusiasmo: ellos perciben todo.